El FRACASO de la Agricultura Vertical

Hola! 👋🏻

La industria de la agricultura o granjas verticales está en crisis y las empresas están cerrando sus operaciones.

Era una muy buena idea en el papel, pero claramente algo no funciona. En este artículo trataremos de llegar al fondo del asunto.

¿Qué está pasando exactamente?

En 2022 se invirtieron más de USD 2.000 millones en nuevas empresas y granjas verticales que prometían hacer posible la agricultura en centros urbanos.

En 2023, el mercado de agricultura vertical ya valía más de USD 5.000 millones y muchas empresas de capital de riesgo invirtieron en este sector.

Las granjas verticales han sido populares desde mediados de la década de los 90. En 2020 había alrededor de 100 empresas de agricultura vertical, pero avanzaron rápidamente hasta el 2023 con más de 2.000 empresas.

La empresa alemana Infarm, fundada en 2013, fue la primera startup en alcanzar una valorización de USD 1.000 millones en 2021.

Luego siguió Bowery Farm con un valor de USD 2.300 millones en 2021.

Hubo un verdadero revuelo y la gente pensó que Silicon Valley había resuelto finalmente el problema de la sostenibilidad agrícola.

Las expectativas de la agricultura vertical

Los beneficios de la agricultura vertical fueron ampliamente publicitados:

• Mejores rendimientos de los cultivos. Las granjas verticales podían producir varias veces lo que lograba una granja normal o incluso los invernaderos.

• Ahorro de hasta un 90% del agua, lo que era muy importante para lugares donde el agua se está volviendo cada vez más escasa.

• Podían producir todo el año porque el clima era controlado.

• Reducción del uso de la tierra. Solo utilizaban una fracción de la tierra al construir hacia arriba.

• Menores costos de transporte, porque se podrían construir cerca de las zonas urbanas más densamente pobladas.

• También se disminuiría el uso de pesticidas, al no tener que lidiar con tantos insectos y bacterias porque el medio ambiente al interior era controlado.

Esa era la promesa, pero desafortunadamente la realidad comenzó a asimilarse en 2023.

Los impacientes inversores comenzaron a abandonar el mercado de forma muy rápida.

La inversión de capital de riesgo cayó de 2.100 millones en los primeros 3 trimestres de 2022 a solo 275 millones en el mismo período de 2023, una caída de casi el 90%.

Como resultado, las empresas agrícolas verticales en Europa y América del Norte están cerrando o reduciendo drásticamente sus operaciones:

• En 2023, Upward Farms cerró luego de haber iniciado la construcción de una nueva granja vertical de 250.000 pies cuadrados en Pensilvania hace solo unos meses antes.

  

• AeroFarms de Nueva Jersey, el actor más destacado de la industria agrícola vertical disminuyó sus operaciones a una sola granja en septiembre de 2023, luego de acogerse por un tiempo a la ley de quiebra.

  

• Infarm, el unicornio alemán, cerró sus operaciones en Dinamarca, Reino Unido, Francia, Países Bajos y Alemania, saliendo del mercado europeo.

  

• Kalera, la empresa con mayor número de granjas verticales a nivel global, también ha fracasado.

  

• Bowery Farms, una de las más grandes, sufrió una caída en su valorización de USD 2.300 millones en 2022 a solo 350 millones en 2023. Tuvo que hacer despidos masivos para mantenerse a flote.

  

¿Por qué está sucediendo esto?

Imaginemos por un momento cómo es cultivar plantas en un rascacielos o un edificio cerrado en lugar de un campo abierto.

En la agricultura vertical, los cultivos crecen verticalmente y se apilan bandejas o contenedores maximizando el uso de la superficie. Las plantas no necesitan tierra.

Los nutrientes los obtienen de una solución de agua especial entregada directamente a las raíces mediante hidroponía o aeroponía.

Para la iluminación se sustituye la luz solar por luces LED que imitan el espectro de la luz natural que las plantas necesitan para crecer.

Específicamente usan los LED azules que las ayudan a crecer y los LED rojos que promueven la floración y el desarrollo de los frutos, ajustando estas luces según las necesidades de cada cultivo.

Las granjas verticales también monitorean y controlan la temperatura, la humedad y la circulación del aire para crear un ambiente perfecto para las plantas, independiente de lo que suceda afuera.

Al comparar esta tecnología con la agricultura tradicional, vemos varias desventajas claras:

• Necesitan más equipamiento y sensores de alta tecnología que tienen alto costo desde el principio.

• Deben comprar LED de alta tecnología en rojo y azul para imitar la luz solar en vez de usar el sol que es gratis.

• Su operación necesita trabajadores más calificados de ingeniería vegetal y agricultura en ambientes controlados, especialistas que son más difíciles de encontrar. El costo de la mano de obra es mayor en comparación con contratar trabajadores en un campo.

• A diferencia de lo que se publicitaba, las granjas verticales resultaron ser más propensas a ciertos riesgos como plagas y enfermedades, ya que tanto el agua como el aire circulan en un sistema de circuito cerrado, por lo que el beneficio que estaban tratando de obtener para controlar el medio ambiente se volvió en contra muy rápidamente.

• Su aplicación se reduce principalmente a lechugas, albahaca y otras hojas verdes.

Pero el talón de Aquiles más grande de la agricultura vertical es su costo.

La siguiente tabla muestra el rendimiento promedio de lechugas en diferentes ambientes:

Las granjas verticales tienen una productividad mucho mayor que la agricultura tradicional. En contenedores, pueden producir 68.35 kilos de lechuga por metro cuadrado, es decir, hasta 33 veces más que en campo abierto y más de 20 veces que en un invernadero.

Pero esto no las hace más rentables.

Las granjas verticales tienen costos que las granjas tradicionales no tienen:

¿La electricidad que hace funcionar todas esas luces LED las 24 horas al día afectará las ganancias?

Al contrario de lo que inicialmente pensé, la electricidad no constituye el mayor costo, es menos del 10% del costo total de una lechuga.

👨‍🔬 El costo más alto proviene de la mano de obra, que como mencionamos antes, es más cara que una granja normal.

Es casi la mitad del costo total.

El segundo gasto más alto son los gastos de capital debido a la alta inversión inicial en equipos, sensores, calefacción y refrigeración.

Luego está el mantenimiento de todos esos equipos.

Los números hablan por sí solos. Producir una kilo de lechuga en campo abierto cuesta seis veces menos que en una granja vertical.

Se puede argumentar que hay más costos de transporte porque estas granjas están más lejos de las personas, pero las cadenas de suministro actuales están muy optimizadas y agregan poco al precio final de una lechuga.

Entonces, el problema de las granjas verticales no es que estén usando LED en lugar de luz solar gratuita, sino que los costos de mano de obra y capital son demasiado altos.

Otro aspecto importante es que las granjas tradicionales aumentan su valor todos los años por el aumento del precio de la tierra. Mientras que una granja vertical primero requiere una inversión mucho más alta y esos activos o equipos se van depreciando y pierden valor con el tiempo.

Una kilo de lechuga en los Estados Unidos cuesta alrededor de USD 1.18 para el consumidor, lo que significa que el precio al por mayor al que los agricultores venden es de USD 0.29 hasta 0.57 por kilo.

Es por eso que estas granjas simplemente no pueden competir, especialmente si donde están establecidas tienen un alto costo de mano de obra y electricidad, lo que es muy común en los mercados europeos a los que se dirigen estos productos.

La industria entera se basó en la apuesta de que las granjas verticales construidas cerca de los clientes y con una mejor gestión del agua, podrían producir un producto más barato, lo cual no fue cierto.

Ese correo ha sido preparado por el Equipo de ViLab | www.vilab.cl