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Fijación biológica de nitrógeno

La solución natural que ya ahorra millones y podría transformar los frutales

En un momento donde los precios de los fertilizantes suben y la sostenibilidad se vuelve urgente, una investigadora brasileña ha logrado algo notable: reducir el uso de nitrógeno sin perder rendimiento.

La semana pasada, la doctora bióloga Mariángela Hungria recibió el Premio a la Innovación Científica 2025 por su trabajo pionero en fijación biológica de nitrógeno.

Su investigación, desarrollada en Brasil, se centró en el uso de bacterias beneficiosas para reducir el uso de fertilizantes sintéticos en cultivos intensivos.

Aunque su estudio se aplicó principalmente en cultivos extensivos como maíz y caña, los hallazgos podrían adaptarse a frutales de alto valor, donde el manejo eficiente del nitrógeno es clave.

Uno de los argumentos que destacó el comité fue precisamente su potencial de escalabilidad a otros sistemas agrícolas más tecnificados.

Mariángela lideró un equipo que demostró cómo ciertas bacterias asociadas a las raíces pueden reducir significativamente la necesidad de nitrógeno sintético, sin afectar el crecimiento ni la productividad de los cultivos estudiados. Estos resultados no solo tienen un impacto económico, sino también ambiental: menos emisiones de óxidos de nitrógeno, menor riesgo de lixiviación y mayor sostenibilidad de los sistemas productivos.

Solo en Brasil, más de 35 millones de hectáreas usan inoculantes basados en estas investigaciones.

Estas soluciones ha permitido ahorrar más de USD 2.500 millones al año en fertilizantes, evitar la emisión de 500 millones de toneladas de CO₂, y reducir hasta un 80% del uso de nitrógeno sintético en soya y un 30% en maíz, sin comprometer los resultados agronómicos.

Fuente: Reuters, World Food Prize Foundation, EMBRAPA

¿Qué es la fijación de nitrógeno?

La fijación de nitrógeno es el proceso mediante el cual ciertas bacterias convierten el nitrógeno atmosférico (N₂) —que las plantas no pueden usar directamente— en formas que sí pueden absorber, como el amonio (NH₄⁺).

Tradicionalmente, esta función se asocia a leguminosas, pero en los últimos años se ha descubierto que bacterias endófitas (que viven dentro de las raíces) y rizobacterias promotoras del crecimiento vegetal (PGPR) —que habitan en la rizósfera— también pueden beneficiar a cultivos no leguminosos.

Son como socios invisibles que trabajan bajo tierra, transformando el nitrógeno del aire en alimento disponible para las raíces.

¿Cómo absorben las plantas el nitrógeno?

Durante su desarrollo, las plantas absorben nitrógeno principalmente en forma de nitrato (NO₃⁻) y amonio (NH₄⁺). Este nutriente es clave para la formación de aminoácidos, proteínas, clorofila y ácidos nucleicos.

Sin embargo, más del 50% del nitrógeno aplicado puede perderse por volatilización, escurrimiento o lixiviación, especialmente en sistemas intensivos con riego por aspersión o lluvia.

En algunos frutales, cada 100 kg/ha de urea pueden costar más de USD 150. Reducir un 25% ya marca la diferencia.

Casos concretos en frutales

Diversos estudios han evaluado bacterias promotoras del crecimiento en cultivos frutales, con resultados alentadores:

Cultivo

País

Bacteria principal

Resultado observado

Palto

Perú

Gluconacetobacter, Azospirillum

Mayor vigor y desarrollo radicular en vivero

Cerezo

Chile

Azospirillum brasilense

+20% biomasa aérea, mayor N foliar

Frutilla

México

Consorcio PGPR

+15% rendimiento, –20% fertilizante nitrogenado

Fuente: Adaptado de estudios técnicos de La Molina (Perú), Universidad de Talca (Chile), y casos comerciales reportados por Biofábrica (México).

Aunque los estudios en frutales aún son incipientes en comparación con los cultivos extensivos, los primeros resultados son alentadores y justifican su evaluación técnica en campo.

¿Por qué importa esto?

En un contexto donde el precio de los fertilizantes es cada vez más inestable y el impacto ambiental del uso excesivo de nitrógeno es evidente, la fijación biológica ofrece una alternativa estratégica. No se trata de eliminar el fertilizante, sino de complementarlo inteligentemente, mejorando su eficiencia.

Como toda herramienta biológica, su efectividad puede variar según el tipo de suelo, el clima y las prácticas de manejo. Por eso, su implementación debe considerar validaciones locales y monitoreo técnico.

Además, esta tecnología facilita el acceso a una nutrición más sostenible, especialmente para pequeños y medianos productores que no siempre pueden costear análisis foliares o fertirriego tecnificado.

El trabajo de Mariángela no es solo un logro científico. Es una señal concreta del rumbo que está tomando la agricultura inteligente.

🌱 El futuro del nitrógeno es biológico (y más inteligente). En un contexto de cambio climático y presión sobre los costos, estas soluciones podrían marcar la diferencia entre un manejo convencional y uno verdaderamente resiliente.

¿Estás evaluando nuevas estrategias de nutrición para esta temporada? Este podría ser un buen momento para incorporar lo biológico en tu plan técnico.

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