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Manejo de la Salinidad del Suelo

Técnicas de Riego y Control

Hoy abordaremos un tema que hace 16 años no preocupaba a la zona central de Chile: la creciente salinidad del suelo.

Hace 16 años, el invierno en esta zona se caracterizaba por importantes precipitaciones.

Sin embargo, desde 2006, hemos observado anomalías negativas en la cantidad de lluvias respecto al promedio histórico (1961-1990).

Fuente: Reporte Anual de Evolución del Clima en Chile 2022

Hasta el 2022, se registraron 16 años consecutivos con precipitaciones por debajo del promedio, incluyendo los últimos cinco años con déficits superiores al 20%.

En la última década el promedio acumulado de precipitaciones hasta agosto fue de 297 milímetros y estos milímetros eran los responsables de lavar las sales que el agua de riego y los fertilizantes aportan al suelo.

Fuente: (CR)2 Center for Climate and Resilience Research www.cr2.cl

Por ejemplo, regar desde el río Maipo 10,000 m2 por hectárea durante la temporada, aporta 9 toneladas de sales por hectárea, lo cual es una cantidad enorme.

Sin embargo, la lluvia en invierno permitía lavar esas sales del suelo y mantenerlos en la misma condición inicial.

Si revisamos las sondas de humedad de un campo en el sector de María Pinto en la región Metropolitana podemos comprobar que las lluvias del 13 de Junio de 2024 pasado provocaron este lavado natural al sobrepasar la humedad de la última sonda a 90 centímetros de profundidad:

Este lavado mueve las sales en profundidad, fuera del alcance de las raíces.

El problema ocurre cuando tenemos poca agua en el verano y producto del riego aplicamos esas toneladas de sales sobre el suelo y luego en el invierno no tenemos estas lluvias con agua más limpia.

Eso es lo que está ocurriendo desde hace años en la zona central de Chile y los suelos han ido incrementando su salinidad en el tiempo.

¿Cuáles son los efectos de la salinidad en las plantas?

Las sales en el suelo producen un aumento de la presión osmótica, por lo que las plantas disminuyen su capacidad para absorber el agua.

Esto significa que las plantas necesitan más energía para absorber el agua, con lo que se pierde parte de su potencial productivo.

Dentro de la sales pueden además existir elementos tóxicos para las plantas como el cloro y el boro.

Cuando se mantiene el riego o existen lluvias en invierno se observa una brotación más uniforme de las yemas en los frutales. Esto se produce por señales que son enviadas desde las raíces finas de crecimiento activo durante el invierno.

¿Cómo se mide?

Existen 2 métodos tradicionales para medir la salinidad de un suelo:

  • Extracto de Pasta Saturada: Consiste en mezclar el suelo con una cantidad suficiente de agua destilada hasta que se forme una pasta con consistencia saturada, es decir, la mezcla debe estar suficientemente húmeda pero sin exceso de agua líquida en la superficie.

  • Extracto de Pasta Acuosa o método Holandés: Es una alternativa más sencilla y rápida al método de pasta saturada. En este método se mezcla 2/3 de volumen de agua de riego con 1/3 de volumen de suelo. Se agita la mezcla y se mide con un conductivímetro.

Conductivímetro

Con extracto de pasta se aplica la siguiente tabla para interpretar los resultados, la cual está basada en la clasificación de fertilidad:

Grado de Salinidad

(Fertilidad)

CE (dS/m)

No salino

0,0 - 2,0

Ligeramente salino

2,1 - 4,0

Moderadamente salino

4,1 - 8,0

Fuertemente salino

8,1 - 16,0

Muy fuertemente salino

> 16,0

Los frutales presentan diferente tolerancia o sensibilidad a la salinidad:

Frutal

Umbral de salinidad del extracto saturado (dS/m)

Disminución de rendimiento por unidad de CE sobre el umbral (%)

Olivo

4,0

Pomelo

1,8

16,0

Naranjo

1,7

16,0

Duraznero

1,7

21,0

Vid

1,5

9,6

Ciruelo

1,5

18,0

Almendro

1,5

19,0

Paltos

1,3

Limonero

1,0

Lavado de sales

Si nuestro diagnóstico es que el suelo es salino y que esa salinidad afecta la productividad de un determinado cultivo, debemos aplicar el lavado de sales a través del riego.

Sin embargo, el límite del lavado que podemos alcanzar estará determinado por la salinidad del agua de riego. Cuantas menos sales tenga el agua de riego y más sales tenga el suelo, entonces podemos alcanzar un equilibrio entre las sales del agua y las del suelo.

La fórmula más utilizada para calcular las necesidades de lavado es la siguiente (Ayers and Westcott, FAO 29):

NL = CEa / ((5 x CEs) - CEa)

Donde:

  • NL es la necesidad de lavado o % adicional de riego a aplicar.

  • CEa es la conductividad del agua de riego (dS/m).

  • CEs es la conductividad eléctrica del extracto de la pasta de suelo saturado.

Luego la cantidad de agua a aplicar con el riego es:

(1 - NL) x Qr

Donde Qr es el volumen de agua de riego programada si no hubiera problemas de salinidad.

Este volumen, que es mayor al requerimiento de las plantas, permite durante el invierno mantener un contenido de sales controlado en la zona de las raíces.

Otra herramienta muy útil para el control del drenaje o lavado, es la instalación de una sonda de humedad en un perfil de suelo donde ya no existe desarrollo radicular.

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